Comunicación. Una de las típicas. La comunicación es el factor más importante de una relación sana, y muchas parejas fallan porque no logran comunicarse bien. La cuestión no es que lleguen los mensajes, sino que se entiendan y se haga algo con ellos. Si cada uno habla pero el otro no le escucha, las cosas van a terminar mal. Hay parejas que incluso ni se escuchan una vez ya divorciados. Es fundamental hablar, dejar en claro posiciones, y decir lo que uno siente.
Infidelidad. Otro pilar de los divorcios. No se sabe por qué (puede haber muchas razones) pero a veces llega el momento en el que alguien decide engañar a su pareja. Si estás pensando en hacerlo lo que te recomiendo es replantearte por qué se te cruza por la cabeza, y si vale la pena arruinar todo por algo tan mínimo.
Familia y amigos. Las relaciones con amigos y familiares pueden interferir en la salud de una pareja. Cualquier pariente cercano puede ser una trampa mortal, aún sin quererlo, y la relación se puede arruinar hasta por cosas mínimas y absurdas. Si tienes parientes metidos, lo mejor es explicarles por qué no tienen que meterse en la relación, porque pueden causar problemas que después se pueden pagar caros.
La idea es identificar los problemas antes de que éstos aparezcan. Así, la relación puede ser sana y un divorcio puede evitarse. Lo importante siempre son las ganas de mejorar.
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